"Si los alquileres son los adecuados, el binomio arrendador-arrendatario funciona"

Al final he decidido intervenir en esto de la vivienda para, con la mejor intención, intentar ayudar. En primer lugar, quiero hablar de este grupo de ciudadanos que un día decidimos libremente dedicar nuestros ahorros a la compra de algún apartamento para después alquilarlo.

Al principio tuvimos más de un problema y gracias a eso aprendimos muy bien la lección hasta que finalmente pusimos nuestro pequeño patrimonio en manos de profesionales que, normalmente, cobran el 5% del importe del alquiler. Son personas que antes de alquilar supervisan muy bien dos cosas: las características del apartamento (barrio, metraje, antigüedad…) y la nómina de la persona interesada en alquilar. De esta manera saben decidir con exactitud cuántos euros al mes se pueden pedir.

Yo, observando cómo trabajan estas empresas, he deducido que el precio de los alquileres que determinan oscila alrededor del 25-30% del sueldo que percibe el futuro arrendatario. Por lo tanto, la brutal demagogia con la que muchas veces se está tratando este tema es indignante.

No es un problema de inquilinos pobres y propietarios ricos, o sea, avasallados y déspotas, es un asunto mucho más simple. Si nuestra sociedad no estuviera tan loca, este grupo al que yo pertenezco, o sea, estos ciudadanos a los que en su día nos pareció que el ladrillo tenía más solidez que las agencias bancarias sería más numeroso y, por lo tanto, se construirían más viviendas y, de esta forma, el problema no existiría.

Insisto, para que lo entienda todo el mundo, cuando los contratos y los precios de los alquileres son los adecuados el binomio arrendador-arrendatario siempre funciona. Somos arrendadores que hicimos esta inversión, simplemente, pensando en nuestra vejez, jamás para explotar a nadie.