"Bajar las pensiones no es de izquierdas"

Nos lo dijeron, en abril de 2011, los 100 economistas académicos, un club de exquisitos intelectuales, lo mejor de cada casa (banco), nada sospechoso de izquierdismo: "Si se aumenta de los 15 a los 20 años el periodo para calcular la base reguladora, disminuirá la pensión media en un 6%, si además se retrasa la edad de jubilación dos años, se reducirá en un 10%. El argumento asumido para forzar esa reforma de las pensiones era la necesidad de "dar credibilidad al sistema".

Zapatero y los sindicatos de clase hicieron suyas estas propuestas; la patronal, el PP y los partidos nacionalistas aplaudieron con las orejas. Pero Irlanda, que tenía el mercado laboral más desregulado y el sistema de pensiones más capitalizado de la UE, sufrió un ataque despiadado por parte de los mercados, que conocían la debilidad de la UE para intervenir políticamente, comprando deuda irlandesa, para que no se hunda el euro, como finalmente se hizo, y también con Grecia.

Si hay solución política para la crisis, ¿por qué firmaron los sindicatos un recorte tan hiriente de las pensiones? Nos dicen que para atajar, al menos temporalmente, un expolio aún mayor: si se hubiese calculado la base reguladora sobre toda la vida laboral, como amenazaban, y hasta los 67 años de edad, se reducirá la pensión media en un 26%; la aceptación era inevitable. Y ahora, en 2025, se acaban de firmar “estímulos para retrasar la edad de retiro” voluntariamente, pero en realidad es un rodaje de posteriores reformas para retrasar la edad media de jubilación aún más.

El que no trabaje será porque no se lo merece, y no merece jubilarse, ni a los 67 años de edad ni nunca; el trabajo ahora mismo y la jubilación en breve espacio de tiempo serán un derecho únicamente para los más dóciles, los mejor preparados para mantener su empleo en un mercado global absolutamente competitivo. La exclusión social del 25% de la población es un coste asumible por el presidente del Gobierno socialista.