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"Del barco de Chanquete no nos moverán..."

"Del barco de Chanquete no nos moverán..."
César Carulla

En estos tiempos de política a lo bestia, con no perder es suficiente, pues ganar significa conseguir la victoria; y la victoria de uno significa la derrota de los otros, es decir, su hundimiento.

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Pero claro, los que pensaron que Chanquete se hundió con su barco después de un debate cargado de ponzoña y embuste, ahora no pueden más que hurgar en el vacío de la insuficiencia ya que, mientras lo daban por enterrado, Chanquete se hizo a la mar y tan muerto le pensaron que ni siquiera acudieron al siguiente debate.

En cambio, los otros, holgadamente más sensatos, aunque no hayan ganado (con tanta variedad representativa nadie lo hace), pueden al menos sentarse y hablar con el resto de los jugadores, aunque eso a los de sangre azul les parezca un disparate. Y no es que el resto no existiera antes de que la partida diera comienzo, es porque los ingenuos pensaron que al no reconocerlos desde su soberbia insensatez, estos dejarían de existir; y por esa razón les salían unas cuentas tan surrealistas como surrealista es su visión de España.

El caso es que el sanchismo solo ha ocurrido en su cabeza y por extensión en toda su maquinaria de propaganda al más puro estilo nazi. Qué bueno que España es tan rica y variada que no se le puede engañar con una estrategia de mírame bien que "tres pelos tiene mi barba y si no tuviera pelos pues ya no sería una barba"; un poquito de seriedad, por favor.

Ahora, Chanquete puede dar el golpe de efecto maestro: primero, dejar que Puigdemont se manifieste excesivamente exigente y que los socialistas catalanes hablen claro sobre los porcentajes obtenidos que deslegitiman el independentismo y, tras eso, forzar las elecciones, pues sí, aún conserva esa carta, a ver quién le acusa después de ser un cobarde.

Ayuso tendrá que tirar de mucha elocuencia para hundirle el barco a Chanquete, para entonces nunca habrá sido tan fuerte.

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