"Señor Mazón, en política no todo vale para aferrarse a un sillón y eludir responsabilidades"

La vida a veces te sorprende y los sueños se convierten en realidad. Se dice que el éxito es cuestión de estar en el momento justo y el lugar adecuado. Y mucho cuidado con lo que sueñes, que se puede hacer realidad. Eso mismo habría pensado el candidato a Eurovisión Mazón en 2011 si pudiera verse en 2023, convertido en el Molt Honorable President de todos los valencianos y valencianas. Pero sus amistades peligrosas con Vox, la eliminación de la Unidad Valenciana de Emergencias y una comida de trabajo con sobremesa demasiado larga en El Ventorro hicieron el resto: despertarlo bruscamente de su idílica fantasía.

Si alguna vez ese fue su sueño, hoy es una pesadilla. Mazón sigue encerrado en su burbuja mientras la realidad le golpea de frente. Son casi 230 muertos los que pesan sobre su gestión, y aun así, cinco meses después, no muestra la mínima dignidad. No asume sus errores, no reconoce su negligencia y, lejos de dar un paso al lado, se aferra al poder con uñas y dientes.

Es más, insiste en liderar la reconstrucción de la Valencia golpeada por la dana, pero a cualquier precio. Y ese precio es asumir sin matices las políticas más ultras de Vox y hacerlas propias. Esto no va de cuatro trajes y tres bolsos. La sociedad valenciana ya aprendió esa lección. Hablamos de vidas, de familias destrozadas para siempre, de un líder que pudo haber hecho mucho más y no lo hizo.

No todo vale en política para aferrarse a un sillón y eludir responsabilidades. ¿De verdad puede dormir tranquilo, señor Mazón?