"A los ciudadanos del civilizado Occidente, los muertos palestinos nos parecen lejanos"

En esta guerra, que empezó promovida por el ganador, la opinión pública es vital. Se elimina a los periodistas palestinos, no hay imágenes de la resistencia y nos inundan las imágenes y los vídeos de la destrucción. Israel deja que la prueba de su fuerza bruta aparezca en los medios masivos, como intimidación añadida, para mover a la población civil palestina de una parte a otra del campo de batalla lastrando al enemigo.

A los cadáveres mínimos de los bebés, se suman cadáveres de adultos calcinados entre la chatarra informe de los vehículos que les permitirían huir, destrozados por misiles inteligentes y precisos. Son imágenes más explícitas y abundantes que las ya vistas en Bosnia, Afganistán, en Irak, o en tantas otras guerras modernas y mediáticas.

Han anestesiado nuestra capacidad para rechazar el horror, han silenciado nuestras palabras, nos aterran paralizándonos. Pero, sobre todo, son terribles para las víctimas potenciales, para los más débiles, porque muestran la victoria del agresor, que ha actuado con la impunidad que otorga una relación de fuerza totalmente asimétrica a su favor.

A nosotros, a los ciudadanos del civilizado Occidente, aquellos muertos nos parecen lejanos, es más conveniente comprender al vencedor.