Carta de una lectora: "Si EEUU no pone fin al genocidio en Gaza, ¿quién lo hará?"

Un año después de los atentados del 7 de octubre y del comienzo de la guerra entre el Gobierno de Israel contra Hamás, la verdad geopolítica y económica detrás de este conflicto es cada vez más evidente. Para entender dicha realidad hay que hacerse varias preguntas.

¿Cómo el servicio militar más potente del mundo perteneciente a una nación con la tecnología más avanzada y con una financiación millonaria gracias a EEUU no supo del ataque de Hamás? ¿Cómo no se detectó al momento la incursión de los terroristas en una de las zona militarmente más preparadas y seguras del mundo? ¿Cómo es posible que el ejército israelí tardara seis horas en reaccionar, provocando la muerte de 1.200 personas y el secuestro de 200 rehenes?

Una investigación de 'The New York Times' ha revelado que un año antes de que el atentado se produjese, Netanyahu había sido advertido del ataque de Hamás por la división de Gaza del ejército israelí, el cual envió un informe de 40 páginas titulado ‘Muro de Jericó’ describiendo punto por punto una invasión como la que sucedió el 7-O.

Junto con las advertencias de la FDI, tanto los servicios de inteligencia de Egipto como de EEUU enviaron alertas al Gobierno de Israel sobre el atentado que iba a tener lugar en su territorio. Pero Tel Aviv hizo caso omiso. ¿Por qué?

Recientemente, Netanyahu se presentó ante la ONU con un mapa de Oriente Medio titulado ‘The Blessing’. Dicho mapa refleja uno de los objetivos comerciales del Gobierno israelí: la creación de un corredor de gasoductos, oleoductos y carreteras que encauzarían la mayor parte del comercio de Oriente a Occidente compitiendo con el canal de Suez.

Hasta ahora, el precio de dicho proyecto ha costado la vida a más de 42.000 personas, mientras Netanyahu, acusado por la justicia israelí de fraude, soborno y abuso de confianza, sigue bajo el amparo de EEUU. Ante esta situación, surge una pregunta inevitable: Si la nación más poderosa del mundo no pone fin al genocidio, ¿quién lo hará?