El desastre postal de Salou por la irrisoria dotación de Correos

Entre todas las mentiras, medias verdades y falsas promesas que nuestros políticos han vertido durante los recientes comicios, tan solo una que oí a Inés Arrimadas se ajusta con certera exactitud a la realidad: "Correos es un desastre y su presidente está ahí por ser amigo de Pedro Sánchez". Aunque la diputada de Ciudadanos se refería al voto por correspondencia, la frase es extensible al servicio de reparto de paquetería que la histórica empresa ofrece en la ciudad donde yo vivo, Salou. 

Esta localidad, que roza los 27.000 habitantes (según datos del INE 2017), observa atónita la irrisoria dotación de medios que Correos le destina para el servicio mencionado: una furgoneta Kangoo y una sola persona para el reparto de paquetes. Como lo leen. Un solo trabajador que, para más inri, debe compartir su tiempo de reparto con otras tareas postales que le son encomendadas. A pesar del auge del rápido internet en nuestro siglo actual, que vino a sustituir al viejo y lento sistema de compra por catálogo, Correos destina al reparto de paquetes de esta localidad el mismo número de personas que en 1999. Inconcebible.

Así son las cosas, Correos es incapaz de cumplir con los plazos de entrega que promete para esos productos que tan ufanamente comercializa (EPG, Postal Exprés, "24 Horas", etcétera) convirtiendo este incumplimiento en un acto próximo a la estafa. Animo a todos los perjudicados de Salou y del resto del país a que formalicen sus quejas y soliciten indemnizaciones en las oficinas de Correos correspondientes y dejen de quejarse al repartidor de turno, que no es el culpable y además no surte ningún efecto.

El futuro de Correos no es la paquetería. Esa llegó hace tiempo. El futuro (que nunca llega) es que esa empresa se vista de seriedad y ofrezca un servicio de paquetería profesional, rápido y eficaz, destinando para ello los medios técnicos y humanos necesarios. Lo que ofrece en la actualidad es una indecencia.