"La factura del progreso"

Elon Musk se ha pasado a la política. En sus primeras campañas le ha ido estupendamente, aunque no haya sido (esta vez) el candidato, sino solo su mecenas, resulta evidente que su influencia ha sido en gran parte la causa del éxito que, en esa ocasión, cosecha Donald Trump en EEUU; con anterioridad fue Milei, en Argentina. Por supuesto, Musk obtendrá sus beneficios. En términos de influencia, es un ciclón; uno que ahora cruza el charco y se viene a Europa a influir en todas partes. Su discurso es muy simple, algo que la gente busca en su desesperanza, políticas que les saquen de la compleja nueva forma de vida que supone hacer frente al cambio climático y a las migraciones masivas.

No resultaría tan complejo si no les costara tantísimo esfuerzo, porque la gente paga muy caro hacer frente al cambio climático si los coches eléctricos no cuestan menos de 35.000€. Si les penaliza tanto que, el suyo, que no se van a cambiar porque no pueden, ya no pueda transitar por el centro de las ciudades. Tampoco comprenden que no se haya previsto aumentar la oferta en vivienda después de que millones de migrantes se incorporen al mercado laboral, ya que todos necesitan vivienda, sobre todo de alquiler. ¿Acaso el aumento de demanda sin que crezca la oferta no es la principal causa de que suban los precios? El discurso de odio (ligar la inmigración con la delincuencia) es solo un acicate fascista. Lo que no logro entender es cómo es posible que el movimiento progresista haya respetado tanto al delincuente común: tiene tantos derechos que en ocasiones parece que el riesgo valga la pena. Por blindar esos derechos se van a perder los fundamentales (los conquistados por la mujer, el colectivo LGTBI y los laborales) ya que se facilita el discurso fascista; y cuando regrese el fascismo volveremos a la recta moral. Pero, ¡ay!, parece ser que la gente prefiere eso que pagar la factura del progreso. Qué cosas tiene la supervivencia ¿verdad?