"La formación de socorristas debería estar ligada al cumplimiento de las mismas horas"

Cuando pensamos en socorristas, nos viene a la mente el verano y las guionizadas producciones de Hollywood que han idealizado la figura del socorrista. Pero, ¿cuál es la realidad detrás de la figura encargada de proteger y socorrer a los bañistas?

Actualmente, distinguimos entre socorristas de instalaciones acuáticas y socorristas de playas según la formación que hayan adquirido para trabajar en dicho medio. Para acceder a la profesión existen tres vías distintas: cursos privados de un mes, cursos oficiales impartidos por la Cruz Roja que otorgan un certificado de profesionalidad, con una carga lectiva de 380 horas y, finalmente, el Ciclo Formativo de Grado Superior en Socorrismo, de dos años de duración.

La suma total de horas que rigen cada una de las vías por las cuales se puede acceder a la profesión demuestra la disparidad en los procesos de formación y la precariedad del mundo del socorrismo, donde la escasa formación de los cursos privados de solo un mes de duración otorga la titulación suficiente como para iniciar una relación contractual sin haber completado ni un cuarto de la formación impartida en un Grado Superior de dos años de socorrismo.

A las dispares formaciones y la precaria realidad de los socorristas de playa, que ven limitado su trabajo a los meses de verano, siendo Canarias la única autonomía donde se puede ejercer el servicio durante todo el año, es necesario sumar las continuas moratorias que aprueba la Generalitat de Catalunya para que socorristas sin regularizar puedan trabajar en verano sin estar inscritos en el Registro Oficial de Profesionales del Deporte de Catalunya (Ropec), aumentando así la precariedad en el sector.