"Gaza y Ucrania: la guerra arrasa ciudades, destruye futuros y trunca los sueños"

Los jóvenes soñaban con el futuro: con estudiar, viajar, enamorarse. Niños que solo querían jugar, hombres y mujeres que luchaban por un mañana mejor. Pero la guerra irrumpió sin aviso, destrozando vidas en un instante, apagando las esperanzas de un futuro que ya no tendría lugar.

No eran soldados, no luchaban por una causa. Eran personas comunes, con deseos sencillos. Sus nombres hoy figuran en listas que pronto se desvanecerán, olvidados por la memoria y el tiempo. La guerra no solo arrasa ciudades, destruye futuros. Borra los sueños de aquellos que solo querían vivir: los que aspiraban a ser médicos, maestros, artistas. Sueños truncados, silenciados por el rugido de la violencia.

Lo más doloroso no es solo la muerte sino lo que quedó en el aire: los abrazos que nunca se dieron, los "te quiero" que no se pronunciaron, los momentos que no llegaron. La guerra no solo arrebata vidas sino que extingue lo que podría haber sido.

Esos sueños que la guerra sepultó no se disuelven. Fueron enterrados bajo los escombros, arrastrados por el caos, borrados de un futuro que ya no existe.