"La gente vota a los nuevos dictadores porque están hartos de la parte hipócrita de la democracia"

De cómo la ultraderecha está ganando tanto terreno en tan poco tiempo no parece gustarle a nadie hacer reflexión, tan solo limitarse a echarse las manos a la cabeza y repetir: "¿cómo es posible?" Lo que indica un claro desprecio a toda aquella ciudadanía que les concede su voto.

Los demócratas, en lugar de reflexionar qué hemos hecho mal interpelamos a la moral común, a la conciencia global, al racionalismo lógico, buscando hacer emerger una justicia (una que nunca se ha tratado de construir verdaderamente justa) que devuelva la cordura a los votantes. Pero estos votan a los nuevos dictadores porque están hartos de la parte hipócrita de la democracia.

Sí, lo sé, cuando estos nuevos dictadores de Occidente se hagan con el poder absoluto, incluso lo que hoy entendemos por "justicia para todos" desaparecerá y le sustituirá una especie de "justicia selectiva". Pero, ¿acaso la justicia no estaba ya ejerciendo esa versión ‘injusta’ e hipócritamente se hacía entrever como la forma menos mala de justicia que se puede construir e impartir?

La gente quiere que el Estado le imponga deberes porque por sí misma no lo logra. En efecto, cuando el pastor deja libres a las ovejas, estas se juntan y buscan de nuevo al pastor y, si este se ha ido, erigen rey a una de ellas; y se repite de nuevo la historia: de la gente emerge un tirano y bla bla bla…

Hitler era una de estas ovejas que acabó en pastor y después en lobo, asimismo es Putin, asimismo es Trump. Los demócratas hemos dedicado demasiado esfuerzo en ampliar derechos y muy poco en aumentar deberes. Craso error que, una vez más, pagaremos muy caro.

Los derechos sociales deben subordinarse a los deberes sociales. En caso contrario, los derechos se pierden y recuperarlos cuesta muchas vidas.