Carta de una lectora: "Los jóvenes hemos aprendido a querer con total libertad"

Estoy bastante cansada de leer todos los días que los jóvenes ya no queremos como antes. Bueno, pues la verdad es que no, y ¡qué alivio!

Creo que las personas de otras generaciones tienden a dictar muy rápidamente sentencias sobre nuestra forma de querer y de relacionarnos, cuando en realidad lo que les incomoda es la capacidad de libertad y decisión que mostramos. Tenemos claro lo que nos gusta y lo que no. Y puede que lo que nos gustaba ayer ya no nos guste mañana y eso lo hace aún más emocionante.

Las relaciones ya no duran toda la vida, duran lo que tienen que durar. Y eso puede ser desde una simple noche compartiendo unos fideos chinos con un desconocido a las seis de la mañana, a una larga etapa en la que decidimos pasar nuestro tiempo con alguien que nos sume y no alguien que nos reste. Pero lo decidimos nosotros. Y si al final resulta que no es lo que creíamos, no nos quedamos, aprendemos y seguimos.

Se atreven a señalarnos y menospreciarnos parejas que han aguantado toda una vida porque “eran los suficientemente valientes como para luchar por un amor de los de antes, de los de verdad”, cuando lo que realmente estaban haciendo era sostener lo insostenible. Algo que se rompió hace tiempo y no sabían reparar. Cuántas señoras habré visto que no empiezan a vivir hasta que se quedan viudas. Pobres, toda una vida esperando que terminase la del otro, para poder empezar la suya.

Dicen que estamos huecos por dentro, pero es que a veces necesitamos ese eco para poder oír lo que pensamos, lo que sentimos. Otras, nos desbordan tantas emociones que las sacamos a pasear y las repartimos entre toda la gente que nos apetezca. Pero no todas salen con la misma forma y, por lo tanto, no siempre encajan igual con unos que con otros.

Ahora, por suerte, nos atrevemos a elegir lo que queremos y cuándo lo queremos. Y es que el amor pueden ser unos fideos chinos a las 6 de la mañana, pero eso es justo lo que hace que valga la pena, ¿no?