"Como la justicia lleva los ojos vendados, hace tiempo que se ha caído por las escaleras"

Hace años, cuando a algún integrante del movimiento okupa le tocaba pasar por el juzgado sabía que si le tocaba el juez Santiago Vidal tenía muchas posibilidades de salir airoso. Este juez era sensible a las okupaciones para proyectos asociacionistas y solía ser benevolente con el colectivo.

Todos los que hemos pasado alguna vez por un juzgado hemos oído de los abogados la frase: "Con este juez que nos ha tocado…No sé, no sé”, o algo parecido. Hay jueces especialmente severos en casos de incapacidad laboral, los hay poco sensibles ante casos de violencia de género, los hay que se manifestaron disconformes con la ley de amnistía antes que se promulgase.

Hay un largo anecdotario de decisiones judiciales muy arbitrarias y los ciudadanos de a pie que un día podemos estar delante de un juez no vemos mecanismos de autocorrección. Como mucho, algún que otro expediente ocasional a algún juez, que suele quedar archivado. Especialmente interesante es el caso de Rosell i Besolí, absueltos después de dos años en la cárcel o los procesos iniciados por Manos Limpias o Abogados Cristianos con bases muy endebles.

Hoy hay mucho ruido por el juez Carretero en el caso Mouliaá o por el caso de Juana Rivas y las distintas decisiones tomadas. Se llenan horas de tertulias televisivas. Parece que mucha gente duda de que si llega la ocasión de presentarse en un tribunal quizá no vaya a recibir justicia. Yo, personalmente, creo que como la justicia lleva los ojos vendados, hace tiempo que se ha caído por las escaleras.