La cerveza con los amigos, más que una cerveza

Hay días en los que nada sale bien. Todo parece ir en tu contra, incluso tú mismo. Te pones barreras, te martirizas, piensas y piensas cosas que solo hacen que pares y no avances. A veces es un día y a veces el siguiente y el siguiente. Pero entonces existe ese instante en el que inesperadamente todo se evapora.

Esas semanas, días, minutos y segundos que no dan tregua desaparecen entre la calma de una cerveza. Con tus amigos. A veces pienso que no les doy las gracias lo suficiente por lo que hacen, por estar ahí. Estar: un verbo que lo veo como una cualidad, ya que hoy en día, en una sociedad donde la cantidad supera la calidad, que alguien esté aquí, conmigo, es un lujo.

¿Puedo enviarles mensajes? Sí. ¿Podemos hacer Facetime? También. Pero no es lo mismo. Estamos en un punto en el que la comunicación verbal se ha vuelto tan digital que la humana es un lujo. Y me pregunto: ¿si algunos ya vivimos este cambio, las generaciones futuras tendrán que aprender a comunicarse cara a cara?