Escraches y crispación política durante pandemia

Transcurridos más de dos meses del anuncio del estado de alarma por la situación del covid-19, y con más de 27.000 víctimas mortales y el perjuicio económico que se está produciendo, me gustaría dar una opinión personal.

A raíz de las primeras movilizaciones espontáneas en la calle de Nuñez de Balboa con gritos de "Libertad" y "Pedro Sánchez dimisión" que se han ido extendido y que algún diputado indicó de manera despectiva como concentraciones de pijos con palos de golf, intentando dar una imagen peyorativa, saltó a los medios de información el malestar por la gestión del Gobierno, sin entrar valorar la intervención del señor José Manuel Franco como delegado del Gobierno y la actuación de la Policía Nacional ajustada a derecho.

Lo que realmente me parece inadmisible es la reacción de Pablo Iglesias como vicepresidente del Gobierno ante el escrache sufrido en Galapagar. En sus lamentables declaraciones alentó a la movilización de la izquierda para realizar represalias en la casa de los Espinosa de los Monteros, de Ayuso o de Abascal. El señor Iglesias llegó a afirmar que "los escraches eran un jarabe democrático" y ahora, al sentirlo en su propia piel, se siente atacado. Esto no es lo que se puede esperar de un miembro destacado del gobierno de la nación.

Lo que demanda esta sociedad es que se solucionen los problemas cruciales de este país, y eso incluye salvaguardar el bienestar general y garantizar la salud pública, fomentar la riqueza y el empleo. Y en estos momentos tan dramáticos de crisis, poner una especial prioridad en proporcionar la ayuda social a la población mas necesitada.