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La revolución de 'Interviú'

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Luisa Vicente Santiago

En la España franquista, 'lo verde' empezaba en los Pirineos. Se desfilaba los fines de semana hacia Perpiñán  para ver 'El último tango en París', 'Emmanuelle' o 'Salón Kitty'. Pero el 22 de mayo de 1976, Interviú cambió muchas cosas.

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El binomio explosivo de mujeres en cueros y periodismo de investigación que ofrecía, arrasó en todos los kioscos. Por 40 pesetas el ejemplar, tenías desnudos integrales de mujeres muy deseadas -Marisol, Victoria Vera, María José Cantudo, Susana Estrada, Laura Antonelli o Jacqueline Kennedy-Onassis, que aparecía desnuda integral en la isla de Skorpios con  fotos robadas-.

En agosto de 1976, compré el ejemplar número 11 y por miedo a que la censura retirara la revista, como así fue en diversas ocasiones por orden judicial, coleccioné hasta el número 93 en febrero 1978. En total 82 ejemplares que encuaderné en 9 tomos de pasta dura, color negro. 

Interviú  tuvo extraordinarios colaboradores: Paco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán y Perich, entre otros. Ofreció buen periodismo, entrevistas en momentos clave, como la de Josep Tarradellas a bordo del avión que le devolvió del exilio cuando fue repuesto en el cargo por Adolfo Suarez en 1977. Denuncias sociales como 'El poder homosexual', artículo que aportaba  testimonios de sacerdotes gays en 1976. La trama de los bebés robados en la época franquista o la estafa de las preferentes.

Su trabajo periodístico era concienzudo, costoso y arriesgado, pero muy valorado al surgir tras décadas con rigurosa censura. Interviú no ha desaparecido, como dicen algunos, porque envejeció y no supo renovarse. Quien ha envejecido es la gente, porque no leer envejece. Interviú ofrecía mucho y bueno para leer, pero la sociedad  ha cambiado. Hoy se prefiere mayoritariamente lo simple, los rutilantes titulares que condensen la noticia, pocos renglones y muchas fotos para no  leer más de 10 minutos seguidos.

Quizá no haya sido buena idea haber adaptado los libros a la gente que no lee, en lugar de incentivar a la gente a leer. Twitter triunfa por sus 140 caracteres (ahora  280) y  los medios audiovisuales informan sin tener que pensar. Por eso desaparecen las buenas revistas como Interviú, muchos  periódicos y se venden menos libros. Hoy las medias verdades se sostienen  por encima de las investigaciones rigurosas, porque nos molesta que el relato desvirtúe nuestras ideas y derrumbe la fe ciega que tenemos en nuestro líderes.  

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