"Sobre el pensamiento"

Dice Emilio Lledó que no sirve la libertad de expresión si no existe libertad de pensamiento. La calidad de la inteligencia tiene que ver con el lenguaje interior, esa conversación interna que nos interroga sobre deseos y temores, y aunque tengamos la impresión de ser libres es lógico entender que otros decidan por nosotros mientras maduramos. El habla interior es un ejercicio para conseguir mayor autonomía y responsabilidad.

La carencia de emancipación se debe a la falta de conocimiento, explica el filósofo J. A. Marina. Ponerse a salvo de la tiranía es superar obstáculos: la ignorancia, el miedo, el dolor, las pasiones. El autocontrol es la destreza que mantiene activa la voluntad y es de la reflexión de donde parten nuestras voluntades para evitar obstáculos, un diálogo por el cual observamos nuestras conductas para sacudirnos las limitaciones que nos acompañan. Lo contrario es el sometimiento. Hay que conocer para comprender y comprender para decidir bien.

Pero mucha de la información que recibimos se basa en creencias que no son del todo ciertas, o son directamente falsas, medias verdades que condicionan las miradas, que proponen que las pruebas, los datos, los argumentos, entorpecen la gestión. Por otra parte, una ingeniería perversa inunda nuestra privacidad para utilizar nuestros datos, una tecnología que daña a la gente, no respeta los derechos humanos y erosiona las democracias.

A pesar de que muchas organizaciones cumplen una función educativa, falta desarrollar habilidades éticas, emocionales y cognitivas, de resistencia a la invasión. No se trata solo de saber cosas, sino de saber transmitirlas y compartirlas en un proyecto colectivo.

Saber pensar es nuestra defensa contra la manipulación, el fanatismo y el adoctrinamiento. 'La verdad' depende de cómo percibimos y cómo se nos argumenta. Somos libres por los pelos, necesitamos perspicacia ante los mensajes rápidos y exageradamente normativos.