"Quiera o no, la hija mayor del Rey será el mando supremo de las Fuerzas Armadas"

'Si vis pacem, para bellum', así resumimos palmariamente el estilo de vida occidental, un sistema económico y cultural que, pese a su aparente hegemonía civilizadora, necesita defenderse ante las agresiones más diversas, la mayoría de ellas presuntas. A prestar esa seguridad irrenunciable se apresta la industria militar, paradigma de la colaboración económica pública/privada, en la que, por supuesto, se participa de forma voluntaria (patriotismo) y profesionalmente (productividad); de tal forma que esta parte "desarrollada" del mundo es hegemónica, no solo por su mayor capacidad tecnocrático-productiva sino, sobre todo, por su capacidad y decisión firme para aplicar la fuerza bruta en cualquier parte del Planeta tierra.

Todo ello en defensa del libre mercado y de la competitividad, ideas impuestas, pero con gran aceptación, que garantizan la apropiación individual de la riqueza como motivo organizador universal e imponen la "libertad duradera" en nombre de la igualdad aparente de oportunidades y la meritocracia del individuo, para que nadie reclame la cohesión social y la equidad.

Tenemos solo una certeza, nos sabemos privilegiados y estamos dispuestos a defender nuestros privilegios incluso con las armas; la muerte y el matar forman parte de la condición militar y de nuestro estilo de vida. Quienes ponen las armas en las manos de los militares quieren ocupar también nuestra mente, hasta convertir aquellas en la mejor y única manera de ser y estar en el mundo. Quieren carne de cañón, seas hombre o mujer poco les importa. La hija mayor del Rey será el mando supremo de las Fuerzas Armadas, quiera o no.