"La raíz de todos los males radica en infundir el miedo en las personas de forma irresponsable"

Con motivo del rodaje de la película de Icíar Bollaín 'Soy Nevenka', me gustaría recordar aquel episodio. Soy nacida en la comarca donde ocurrieron los hechos y por aquel entonces tenía 25 años, recién llegada a Barcelona. Y puedo afirmar, desde la distancia, que cuando salió a dar la rueda de prensa y contó lo que le estaba pasando, por supuesto que la creí.

Era de todos conocido que este señor, emperador del mundo nocturno de Ponferrada y luego alcalde de la ciudad, tenía cierta debilidad por las mujeres, y si eran jóvenes, más. Evidentemente, Nevenka era y es la víctima, recordemos que se tuvo que ir y es incapaz de volver a la tierra que la vio nacer y que tanto quería. Y él, el verdugo, por un módico precio pudo continuar con su caciquismo, su 'modus operandi' y seguir viviendo allí con la cabeza bien alta.

Lo sorprendente es la postura mayoritaria de la sociedad, viendo las imágenes del documental que hay sobre el caso, ver a mis paisanos y paisanas bercianos lanzarse a las calles a defender vehementemente a este personaje, me produce entre estupor y miedo. Lo primero, por el hecho en sí y lo segundo, porque me hago las siguientes preguntas: ¿cuántos ciudadanos, ante el miedo de perder lo nuestro, estaríamos dispuestos a defender cualquier tipo de injusticia? En este caso hablamos de personas que ven en peligro su sustento económico, porque todo pasaba por las manos del cacique de la ciudad.

¿Y si fueran cosas mayores: nuestras vidas, las vidas de nuestros hijos? ¿Qué estaríamos dispuestos a hacer y hasta dónde podríamos llegar? Justo en instalar el miedo en las personas de forma irresponsable radica la raíz de todos los males. Mi solidaridad con Nevenka y con todo aquel que fue, es y, por desgracia, será víctima del miedo de toda una sociedad.