"El discurso navideño del Rey no debe caer en saco roto"

Cierto es que el discurso televisivo navideño del Rey, en Nochebuena, cada vez cuenta con menos audiencia, pero ello no le resta relevancia al contenido de una alocución que fue rotunda y contundente, guste o disguste a los televidentes y opinadores. Cada partido político, arrimando el ascua a su sardina, hará la valoración partidista que se le antoje, pero en modo alguno las palabras del Monarca deben caer en saco roto ni tildarse, minusvalorándolas, de inanes o vacuas.

Cualquiera que tenga un ápice de sentido común, esté mínimamente informado y tenga responsabilidad debe apreciar la cordura y sensatez del Rey en destacar la importancia del texto constitucional y su rol protagónico en la moderna democracia, así como la lealtad y respeto a las instituciones y, en especial, el respeto a la separación de poderes.

Lamentablemente, en una sociedad como la actual, muchos viven despreocupados, apegados a su móvil, recreándose en banalidades, rehúyen los problemas o no son conscientes de que el germen de la discordia, la crispación y la polarización solo pueden llevar a una deriva peligrosa. Eso no es alimentar artificiosamente el fantasma de una imaginaria Guerra Civil, como se ha escrito, ni dar pábulo al miedo, sino un aldabonazo a la necesidad de reconducir la política por la senda del diálogo y el consenso en aras del bien común de todos los conciudadanos.

Sabido es el "divide y vencerás", en contrapartida a la unión y cohesión que coadyuva al crecimiento y progreso.