"La seguridad y el bienestar ciudadano han de estar en el centro de las decisiones políticas"

Es desolador ver las devastadoras consecuencias que ha dejado la DANA en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía. Las imágenes y relatos de familias desamparadas, observando cómo las riadas destruían a su paso coches, árboles y viviendas son una tristeza constante en las zonas afectadas.

La fuerza de las aguas se ha llevado mucho más que pertenencias materiales, ha dejado también una huella de miedo y desprotección entre miles de personas. Al escuchar los testimonios de quienes quedaron atrapados en sus trabajos u hogares sin posibilidad de escapar, es inevitable preguntarse si los daños personales podrían haberse mitigado con una mejor gestión de alertas y avisos.

Nadie puede prever con exactitud la magnitud de estos desastres naturales, pero si se sabía que una DANA de gran intensidad se acercaba a la zona de Andalucía y Levante, ¿cómo es posible que la alerta de emergencia del 112 llegara a los dispositivos móviles en la provincia de Valencia a las ocho de la tarde, cuando ya estaba ocurriendo lo peor?

En situaciones de este calibre, debemos tomarnos las recomendaciones y los pronósticos de los expertos con seriedad y prontitud. La información y la prevención son herramientas esenciales y no aprovecharlas puede tener graves consecuencias.

La seguridad y el bienestar de los ciudadanos deben estar en el centro de las decisiones políticas, porque ante fenómenos de este tipo cada minuto cuenta y lamentarse a 'posteriori' es inútil.