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Relata el caos en les reunions de pares: queixes del menjador, psicologia i fugida per "evitar la xupipandi"
Eugenio d'Ors explica amb humor els detalls que solen apreciar-se en les reunions de preescolar
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L’autor de 'com convertir en malson cuidar la mascota de l’escola' i 'com ser expulsat del grup de WhatsApp de pares’torna amb un altre gran èxit a les xarxes socials.
Eugenio d’Ors, ja conegut per narrar algunes de les coses (para)normals que li passen com a pare a l’escola, concretament a preescolar, ha explicat el que ha après en l’última reunió. Amb una mica d’ironia, per descomptat.
Pues como os he dicho, hoy ha tocado reunión de padres de P3, que como luego algunos me preguntáis ya os digo que es Preescolar de tres años. Ha sido bastante enriquecedor todo. Nos han enseñado muchas cosas.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Os cuento.
Una cosa que li crida l’atenció i en què es fixa especialment és en qui va a aquestes reunions. Ja no és una reunió de mares, sinó que hi ha certa varietat. Ell pot ser que sigui l’excepció, "el papi", perquè la mare—la seva dona—prefereix "que no li clavin la llauna".
Para empezar, diría que la paridad se va manteniendo: los hay que van papi y mami, las hay mamis solas, y luego estoy yo, el papi, que parece que sea el único cuya mujer prefiere quedarse con los niños antes que tragarse el tostón. Tengo que decir que no estaba Alex, el delegado.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Malgrat que la reunió en principi és amb la tutora, allà hi assisteix tothom que pot. Com una reunió de polítics per fer-se la foto però sense polítics. Per ser-hi, hi era fins i tot la conserge.
La reunión en realidad era con la tutora, pero ahí estaban: la directora, la jefa de estudios, la coordinadora de etapa, la profesora de apoyo, la psicóloga, la conserje (que estaba en la puerta pero luego se ha añadido), la titular del colegio... creo que no me dejo a nadie 😅
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
I el que sembla una reunió de polítics de sobte es converteix en una reunió de veïns. Allà tothom té alguna cosa per aportar, sigui crítica o no. I no us penseu que està improvisat. Tot en ordre.
Y claro, si están es porque van a hablar, cada una tiene ganas de contar sus cosillas, les hace como ilusión, se lo llevan todo muy preparado. Empieza la directora. Que todo bien, que si la informatización, que las obras... De repente, una mano levantada. Ya empezamos.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Fins que es desencadena el drama. El drama aquí és al menjador. A l’Eugenio comença a interessar-li el tema. ¿Quina serà la disputa?
"Sí, dime". "El comedor. Que si hablaremos del comedor". "Sí, bueno, ahora al final si queréis coment...". "No, no. Es que es importante".
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Otra madre: "Pues lo hablamos ahora, ¿no?".
Yo agobiado porque no va conmigo. Pero intrigado.
Que si han cambiado la empresa de catering. Que dijeron que lo iban a hacer, que si lo han hecho ya. Que mi hija no se quiere quedar porque está todo muy malo. La directora: "Bueno, ehmm, claro...". No la dejan hablar. "Es que la comida sale fría y mi hija no la quiere".
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Davant de tanta discussió, la tutora prova de reconduir la reunió i avançar. Però no sembla agradar això de girar full amb el tema del menjador.
Se levanta la coordinadora. Que se va a buscar a la monitora del comedor. Aquí va a correr sangre. Mientras tanto, la tutora toma la palabra: "Bueno, si os parece seguimos con la reunión y cuando llegue retomamos el tema del comedor". Murmullos.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
De sobte la reunió es converteix en un taller de manualitats. Cal valorar els dibuixos de les criatures. El caos. Ningú ho capta a la primera.
"Os voy a repartir estos dibujos que han hecho vuestros hijos, y en la parte de abajo tenéis que poner tres palabras que los definan". Esto me encanta. Reparten los dibujos. "¿Dónde lo ponemos?". "En la parte de abajo". Otra: "¿Pero así, suelto?". "Sí, en pequeñito".
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
"¿Solo tres?". "Bueno, si queréis poner alguna más...". Ahora ya los padres se preguntan entre ellos: "¿Qué ha dicho?", "¿Dónde se pone?", "¿Pero para qué es?", "Yo no tengo", "Este no es el mío", "¿Quién tiene un boli?", "A boli no, a lápiz, loca", "¿Esto es para llevar?"...
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
L’Eugenio ha entès bastant bé el que calia fer i acaba ràpid. Prou per mirar al seu voltant i veure que cadascú estava fent el que li donava la gana.
Yo lo hago rápido, no tengo preguntas, lo capto a la primera. Entonces observo a mi alrededor: la de mi derecha lo está escribiendo arriba, la de la izquierda detrás, los de delante llevan como quince palabras que ya tapan hasta el dibujo, la de atrás ha hecho un dibujo paralelo.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Hay una que hasta ha doblado las puntitas en zigzag para darle un efecto marco, y ha dibujado una cenefa. ¿Soy el único normal en esta clase? Empiezo a sentirme un extraño. Creo que incluso me miran raro: "mirad a ese imbécil, que solo ha puesto tres cosas donde le han dicho"...
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
La tutora dice que esto se lo darán a los niños a final de curso, para que vean lo que sus papis han puesto. "Ohhhhh". Se emocionan los papis. Mano levantada: "¿Lo puedo cambiar?". "Y yo", dice otra. No doy crédito. La tutora les devuelve el dibujo.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
La tutora ja tenia la gent on volia, encantada amb la tasca i bavejant amb els seus fills.
"Uy, este es el tuyo", "uy es verdad, toma", "jiji", "jaja". Todos pendientes de las dos avispadas del año.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Sigue hablando la tutora. Que la clase muy bien, que muy cariñosos, que muy avanzados, y luego ya los detallitos: las gomas en las chaquetas, las batas sin abrochar,...
..., el tupper para el desayuno, que el desayuno por favor pequeñito que los nenes no pueden con los bocatas de medio metro, que líquidos no que se van todos al suelo, que la servilleta, que el material, que los nombres en la ropa, que el uniforme de gimnasia... en fin, todo.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Però és tornar a anomenar el menjador i torna la sang.
Llega la coordinadora con la del comedor. Veo caras con ansias de sangre. "Es que yo solo soy monitora, no sé nada del catering". La directora: "No, si lo del catering lo comento ahora". "Ah, vale. Pues ya diréis". Empiezan las mamis a bombardearla: "La comida está fría".
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Perquè fins i tot un nen va dir que a la seva sopa hi havia cucs...
"Bueno, es que yo solo vigilo que se la coman todo y se porten bien". "Ya, pero es que mi hija se queja", "y la mía", "la mía dice que siesta no", "a la mía no le gusta la sopa", "el mío dijo que en la sopa había gusanos", SEÑORA POR FAVOR SERÁN LOS FIDEOS, QUE TIENE TRES AÑOS.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Afortunadament la directora va posar calma i va dir que en parlaria amb l’empresa. Molta calma, sisplau.
Total, que toma la palabra la directora y que lo solucionará todo, que hablará con la empresa. Las mamis se calman, han ganado una batalla y eso les produce placer y satisfacción.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Amb aquesta calma comença a parlar la psicòloga, que parla d’educar en l’amor. Massa intensitat. I això que ho aprofita per treure el seu manual per ensenyar a educar els nens Res fora del normal.
La siguiente en hablar es la psicóloga. Debe de tener veintipocos. Recién horneada. Enciende el proyector: "Educando en el amor". Esto sí que no me lo esperaba. La sala, pequeñita, ya huele un poquito intenso. Demasiada tensión acumulada. Y la psicóloga se lanza.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Notícies relacionadesEmpieza a soltarnos una retahíla de tópicos sacados de libros de esos de aprende a educar en dos horas, tipo: no hagas caso de las rabietas, no es no, autoridad pero con cariño... a ver, hija, que ya nos lo sabemos todo. Bueno, al menos eso creo.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
L’Eugenio ja no sap on ficar-se. ¿De debò els sorprèn alguna cosa del que està dient? Se sent el bitxo raro.
Porque cuando miro al resto de padres, todo son caras de admiración. Todos babeando. ¿En serio? ¿Es que no sabíais todo lo que os está diciendo esta niña de veintipocos? Definitivamente yo debo de ser especial o algo. No soy de este mundo.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
I després d’una hora i mitja de xerrada, l’Eugenio s’ha vist obligat a abandonar el lloc amb la primera excusa que ha trobat. Sobretot, amb l’objectiu d’evitar la "xupipandi".
En fin, después de media hora de conferencia aquello ya es insoportable, no se puede ni respirar. He cogido el móvil, he hecho como si me llamaran y he contestado. He salido discretamente de la sala, me he dirigido a la calle y he caminado rápido sin mirar atrás.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Ha sido un final perfecto, porque me he ahorrado tener que salir con todos los padres y verme en la obligación de saludar y atravesar los corrillos de la puerta. Seguro que todavía está ahí la cuchipandi planificando una nueva batalla, esta vez será el uniforme, seguro.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
En fin, una tarde muy productiva. Me lo he pasado genial, en serio. He rejuvenecido diez años mínimo. Creo que voy a pedir por favor que vuelvan a meterme en el grupo de wasap. Esta gente es algo fuera de lo normal. Es una realidad que desconocía hasta el momento.
— Eugenio d'Ors (@EugeniodOrs_) 1 de febrero de 2019
Buenas tardes.
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