Sant Fermí, un sant sense papers
De pequeño andaba yo convencido -incluso podría calificárseme de empecinado-, de que san Fermín era una fiesta, y omito escribir sólo porque es mucha fiesta para mermarla con adverbios capadores; la gente hablaba: "Lo pasé muy bien en san Fermín, Iremos a san Fermín, No hay nada como san Fermín", etcétera, expresiones difíciles de ligar con un santo. Nadie comentaba: "Estuve tres días rezando a san Fermín", porque así yo ya habría desentrañado el intríngulis del enredo, pero, qué va, las referencias eran únicamente festivas y, por lo que se ve, confusas.
Luego, con el tiempo y según iba creciendo, me enteré de que también se trataba de un santo. Como explicación de mi equívoco, digamos que las palabras tienen eso: definen conceptos, pero también pueden equivocar por tomarlas sin ninguna reflexión; o, también ocurre que, a fuerza de repetirlas, te fabricas sintagmas de uso diario que se dicen de carrerilla. Y entiendes de ellas lo que quieres entender y no tanto lo que significan. Los sanfermines, sin ir más lejos, sería una expresión-ejemplo. Otras veces te acostumbras a usar las palabras y lo haces por mimetismo. Oral desde luego. Hay gente que habla de Hacienda como si nada. Se llenan la boca sin ir a la sustancia de cuanto representa la palabra…., hasta que se convierten en cotizantes y entonces aprecian en su inmensidad el auténtico significado. En fin, las palabras encajadas en la rutina y las tomadas a la ligera generan entropía y confusión.
Pues con san Fermín, me pasaba tres cuartos de lo mismo, yo tiraba por la fiesta y no caía en que detrás, o delante, iba un santo. Pero, vuelta la burra al trigo, cuando ya tenía asumida la dualidad, santa y profana, oí perorar a determinadas voces preeminentes sobre la ¡inexistencia! de este santo, y ahí ya me sembré y me coseché a mí mismo ahíto de desconcierto: ¿de manera que el santo de la gran movida no había existido?, ¿organizaban una enorme juerga en nombre de nadie? Claro, se puede hacer, pero, entonces, ¿para qué habría de figurar en los carteles, o se le atribuirían capotes en el encierro, o por qué gritaríamos como tontos, veces y veces, 'Viva san Fermín'? Sería como dar vivas a la nada o, por citar otras inexistencias, vitorear un reparto equitativo de la riqueza, la implantación de una justicia social o la erradicación del hambre. No tendría sentido.
Y así estamos, con los eruditos en sus trece y calificando la vida y milagros de este santo como leyenda, sin prueba documental de una y otros. Como si todas las creencias hubieran de responder de sí mismas con un acta de fe y no fuera suficiente la voluntad de creer (por cierto, una fe mucho más barata que la del notario).
Basta que te caiga bien un santo para que venga un listillo a desgraciarte el dibujo
La verdad es que descubrir estas cosas duele: basta que te caiga bien un santo para que venga un listillo a desgraciarte el dibujo; se trata de gente estudiosa, no se duda, pero que nunca ha saltado un vallado ni ha vivido sofocones en mitad de la Estafeta. Ni siquiera ha lidiado con la cuenta de un camarero en plenas fiestas. Qué pena, siempre dedicados a buscar verdades para que, al final, éstas sean como todas, es decir, las verdades suyas y sólo las suyas. Las de cada cual, en definitiva.
Notícies relacionadesNo, san Fermín no se merecía ser cuestionado, porque, a ver, ¿en nombre de qué otro santo se ha liado más gorda? ¿Y, precisamente a éste le exigimos pruebas? A ti te hablan de san Tiburcio y, con todos los respetos, ¿qué alegrías nos ha dado este santo? Pocas o ninguna. Y seguro que lleva la documentación en regla. En cambio, nuestro pobre san Fermín, ahí está, hecho un 'simpapeles'.
Pero no, no van a poder. Entre el 6 y 14 de julio, ni documentos ni milongas. Día y noche, sin tregua, se demostrará la fuerza y existencia de un santo al que, seguramente por modestia, ha huido de la vanidad de verse escrito en negro sobre blanco y prefiere hacerse el DNI con la memoria del pueblo, en la calle y en rojo sobre blanco. Tú, tranquilo, san Fermín, te vamos a reivindicar un año más y nos van oír desde Calahorra a Guasintón.