Lo importante está en el interior
Y Cuatro se ha dado cuenta de ello. Chicos y chicas en pelota picada paseándose por una playa de infarto y con un único destino, enamorarse, o mejor dicho, pasearse. Esta sería la definición de 'Adán y Eva', la mezcla entre 'Supervivientes', 'Un príncipe para' y el despertar de una fiesta con mucho alcohol en una playa ibicenca.
Siguiendo la línea de gente guapa, trabajada y con buen físico, que no necesariamente con buena cabeza, empezaba el programa y planteándonos de nuevo el fenómeno caso de adonis del físico y que van a la tele porqué en la calle no encuentran el amor, sospechoso y lo sabéis, pero bueno si hacemos ver que nos lo creemos, el programa avanza.
Mónica Martínez, una presentadora siempre brillante, tuvo que asumir el rol de Luján Argüelles, el que viene por defecto por parte de Cuatro y que por lo visto siempre funciona. Todo altivo, misterioso y pícaro si la ocasión la merece. Pero en este caso, el papel de la presentadora era muy secundario, pues las tramas y situaciones de los participantes ocupaban gran parte de la estructura y es que se agradece que no se pausen las frases y circunstancias que van ocurriendo entre los faltos de amor y sentimientos.
Y aunque la localización del reality es espectacular, se limita a los movimientos y juegos entre los jóvenes, jugando sólo un papel imprescindible a la hora de realizar las pruebas, todas ellas muy del estilo de 'Supervivientes' y eso a su justa medida pueden gustar.
Dentro del morbo que despertaba el ver si se veía todo o no, respeto a los cuerpos de los concursantes, la respuesta es que sí, pero también es cierto que en un primer momento impresiona, pero a los pocos segundos te das cuenta de que todos tenemos lo mismo y le das normalidad a lo que estás viendo.
Quizás me faltó que metieran a gente con un perfil distinto, no tan chula, creía y con unos rasgos psíquicos tan definidos, arriesgando por personas que costara algo más descubrir su interior y no tan previsibles como los que vimos ayer en la nueva apuesta del segundo canal de Mediaset.
Con esto y des de mi punto de vista, no se ha arriesgado nada porqué quitando que se concursa desnudo y con una presentadora nueva para los espectadores del canal, la esencia ya está más que conocida y la hemos podido ver en otros formatos como 'Un príncipe para' o 'Quién quiere casarse con mi hijo', los dos del mismo canal.
Las lagunas culturales y geográficas, además de las absurdeces que soltaban cada treinta segundos, aportaban esa risa floja que se te escapaba a medida que iban avanzando los minutos. Se me hicieron largas algunas de las situaciones e incluso daba la sensación de que en ocasiones habían momentos de cero actividad y rellenaban huecos con conversaciones insignificantes.
Por último, de película la banda sonora y la elección de efectos sonoros que sin duda reforzaban las conversaciones y textos del programa basada en la historia de la creación humana (para quién sepa verlo).
Veremos la evolución de 'Adán y Eva' y descubriremos si el amor está en el interior o si bien, contra más tapados vayamos, mejor estamos…!
