Ahora todos somos refugiados

Que la situación de los refugiados sirios es la mayor crisis humanitaria y social de toda Europa desde la Segunda Guerra Mundial es evidente y que el problema, ahora, ha pasado a ser mundial también. Porque para que decenas de miles de personas se vean obligadas a abandonar su país y además en formas completamente inhumanas, es que algo estamos haciendo muy mal.

Dónde han estado hasta ahora las instituciones europeas y todas aquellas macroorganizaciones que han sido creadas con la intención de mediar y ayudar en catástrofes, conflictos y todo tipo de adversidades que ocurran en el mundo. Porque sí, se diga lo que se diga, Europa tiene la obligación de actuar en situaciones así, como lo está haciendo ahora, pero una vez más los egoístas mandamases europeos han llegado tarde.

Entre reunión y reunión, en esas en las que acuerdan medidas económicas para reprimir a los países que más mal lo están pasando, en cada reunión, cuántos refugiados deben embarcar hacia el horror de travesar todo el Mediterráneo con la esperanza o la incertidumbre de saber si llegarán a la orilla. O quizás con el ansia de que algún cuerpo de élite de guardacostas aviste la ‘embarcación’ en la que viajan mujeres y hombres de todas las edades, incluso niños, que a causa de la forma en que viajan aparecen en las orillas de las playas de países de Europa.

Y es que hasta que no nos ha llegado una fotografía de un pequeño indefenso en una orilla, nadie ha movido un dedo y a nadie le ha conmovido la conciencia. Porque esta sociedad necesita iconos con los que estremecerse y si no lo hay no se actúa.

Hemos dejado ir vidas de muchas personas hasta el momento en que hemos empezado a actuar tarde, muy tarde. ¿Cuántos Aylan habrá habido hasta que hemos actuado como sociedad europea? Porque la responsabilidad ahora recae sobre todos los ciudadanos del mundo que acabamos de empezar a actuar, pero después de que los periódicos nos hayan alarmado con durísimas imágenes, porque Europa se ha mostrado pasiva siempre en todo y ahora no iba a ser menos.

Europa lleva años intentando construirse a sí misma, intentando fortalecerse a costa de todo, dando portazo a todos aquellos desesperados que llaman a la puerta y que por miedo y timidez ni siquiera tocan el timbre, como para que ahora salgan diciendo arrogantes presidentes del gobierno españoles diciendo que Europa no puede acoger a todo el mundo, como intento de justificar que el conflicto sirio no tiene solución y que la pasividad de Europa ante esto tampoco.

Ahora la responsabilidad cae sobre todos nosotros, porque ahora es cuando Europa tiene una oportunidad nueva de renovarse, de modernizarse y de salir de la inmovilidad en la que los dirigentes políticos del continente nos tienen sometidos. Ellos nos han demostrado que son incapaces de hacerlo, pues nos toca movilizarnos a nosotros, a los ciudadanos que siempre nos hemos mostrado comprometidos con la sociedad y con todos los pueblos del mundo, especialmente con aquellos territorios que más sufren.

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Los ciudadanos, que somos los únicos que siempre nos hemos mostrado unidos socialmente, tenemos la oportunidad de hacer que Europa sea reconocida como un pueblo solidario que acoge a nuestros compañeros refugiados y que identificamos el problema como un asunto de todos, como momento para que Europa se salve del asco en el que está metido a nivel moral. 

Porque ahora todos somos refugiados y realmente siempre lo hemos sido, porque no olvidemos que nuestros gobiernos europeos nos obligan a huir por la forma en que nos tratan. Seamos consecuentes y comprometidos, porque todos somos personas.